La atomización por combustión es un proceso útil para la aplicación de revestimientos relativamente económicos que habitualmente contienen altos niveles de óxidos y presentan porosidad, con la posibilidad de lograr un acabado de superficie rugosa.
Los revestimientos de atomización por combustión ofrecen las siguientes ventajas:
Las aplicaciones típicas incluyen:
Componentes metálicos, cerámicos y sujetos a abrasión.
La atomización por combustión constituye una alternativa rentable para la aplicación de revestimientos metálicos y cerámicos en un ambiente menos exigente.
El proceso se basa en la reacción química entre el oxígeno y un combustible de combustión, para producir una fuente de calor. La fuente de calor genera una corriente de gas con una temperatura que supera los 3.000 °C y condiciones correctamente equilibradas entre el oxígeno y el acetileno, que calienta un material consumible -generalmente, un polvo o alambre- que es propulsado sobre un sustrato para formar un revestimiento.
La atomización por combustión es un proceso útil para la aplicación de revestimientos relativamente económicos que habitualmente contienen altos niveles de óxidos y presentan porosidad, con la posibilidad de lograr un acabado de superficie rugosa.
Los revestimientos de atomización por combustión ofrecen las siguientes ventajas:
Las aplicaciones típicas incluyen:
Componentes metálicos, cerámicos y sujetos a abrasión.
La atomización por combustión constituye una alternativa rentable para la aplicación de revestimientos metálicos y cerámicos en un ambiente menos exigente.
El proceso se basa en la reacción química entre el oxígeno y un combustible de combustión, para producir una fuente de calor. La fuente de calor genera una corriente de gas con una temperatura que supera los 3.000 °C y condiciones correctamente equilibradas entre el oxígeno y el acetileno, que calienta un material consumible -generalmente, un polvo o alambre- que es propulsado sobre un sustrato para formar un revestimiento.
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